Para mantener limpios tus objetos de bronce de uso cotidiano te recomendamos limpiarlos con agua, detergente y una gota de amoníaco frotando con un cepillo de uñas o un paño, según la superficie del mismo.
Si los objetos de bronce tienen polvo y les falta brillo (producto del paso del tiempo) lo ideal es sacarles el polvo primero con una franela bien limpia y luego pasarles una mezcla preparada con: jugo de limón, amoníaco y agua (un tercio de cada uno de estos elementos).
Dejar actuar durante unos minutos y luego frotarlo con un paño multiuso o una franela.
Vas a ir viendo como tu objeto de bronce recupera el brillo perdido.
jueves, 12 de agosto de 2010
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